martes, 23 de abril de 2013

Yo confieso

Asterix leyendo L'Equipe, diario organizador del Tour de France
A continuación detallo una lista de nombres de ex-ciclistas, grandes campeones que se significaron en lo suyo: Rolf Sorensen, Danny Nelissen, Rasmussen. Todos ellos han confesado doparse. Pero doparse, doparse, eso que te levantas y te pinchas en la vena y te acuestas y te vuelves a pinchar, como si estuvieras enfermo terminal y necesitaras todas las medicinas del mundo. O, simplemente, fueras un auténtico yonki. Leyendo la lista, recuerdo un chiste en una historieta de Asterix y Obelix en el que los aldeanos viajaban a Normandía, país donde todos sus habitantes eran orgullosos poseedores de nombres acabados igual, en -af. El jefe se dirige a los suyos y se mofa de esa, para él, graciosa coincidencia, sin reparar en que los suyos también acaban todos en -ix. Pues bien, yo me pregunto: ¿Para cuándo una confesión de un ciclista (atleta, nadadora, futbolista, tenista...) cuyo apellido acabe en -ez?

Durante el juicio de la Operación Puerto, deambularon por sus salas diversos ciclistas identificados en las planificaciones del médico dopador, con sus siglas y el equipo al que pertenecían, en algunos casos, y en otros, mediante grabaciones entrando al piso donde se realizaban los procesos de extracción de sangre (que en algunos casos llegaba al litro). Excepto Manzano, deportista confeso por el cual saltó la noticia, en el ya lejano año de 2004, los demás no recordaban, no sabían, le pagaban por asesoramiento dietético (como en una herboristería) o por problemas de salud. Uno de ellos, incluso, para mayor desgracia suya, estuvo a punto de palmarla, entrando en coma en un hospital italiano. Pues ni así, oye.

lunes, 15 de abril de 2013

El alcoholímetro

Cuando uno es joven, se contenta con seguir formándose, con ir avanzando poco a poco en diferentes disciplinas, mejorar, estudiar, conocer a personas interesantes. Luego, te acabas titulando y piensas que una oportunidad no estaría mal para poder seguir formándote mientras ganas un dinero, claro. Siempre hay alguien mejor, alguien cuyo curriculum parece más abultado, con más idiomas (véanse los presidentes del gobierno sucesivos), mejor universidad... Te conformas porque eres humilde.
Los peinados cambian; las actitudes no.

A medida que creces y vas compartiendo información y adquiriendo ese olfato crítico que te concede un aire de cinismo con el que te sientes a gusto, descubres noticias como la siguiente y piensas que los momentos que mejor aprovechaste fueron aquellos en los que mandabas a la mierda los estudios y decidías salir, y acababas emborrachándote y conociendo a gente interesante que te hacía reír.

Pensadlo: para que salga un exabrupto como éste, el nivel de juerga debe ser alto. EUA no quiere borrachos en la ONU.

No pongo más comentarios. La noticia da para muchas reflexiones, teniendo en cuenta que vivimos en un país donde se le da a probar alcohol a los niños en las celebraciones, se considera como marca nacional una imagen promocional de una marca de brandy y tenemos ex-presidentes del gobierno que apelan a la libertad para exigir su derecho a conducir ebrios. Ciertamente, habría que poner un alcoholímetro a la entrada de las sesiones del Congreso.